29 julio, 2007

Daddy Yankee y su corazon de guerrero



La fama y la fortuna que posee el rapero Daddy Yankee no lo han alejado de su inquietud de ayudar a jóvenes que, como él, en algún momento han escogido el camino negativo de la vida. Por esto, el reguetonero ha creado la fundación Corazón Guerrero.

Con su vivo ejemplo de la calle, tras haber sido un joven con tropiezos que por poco lo llevan de cabeza a la cárcel, Daddy Yankee firmó una alianza con la Administración de Instituciones Juveniles en Guaynabo, para motivar a los chicos a reivindicarse.

La firma de este acuerdo se realizó entre el intérprete de “Impacto” y el secretario de Corrección, Miguel Pereira.

“Esto ha sido una idea genuina que Dios puso en mi corazón. Conozco a mis panas, que han estado en la prisión de ustedes. Y yo no estoy en esa posición gracias a Dios, ni acabaron con mi vida”, comentó el solista.

“El Cangri”, como también se le conoce al rapero, agregó ante una matrícula pequeña de la institución que “sé que muchos de ustedes son diamantes sin pulir. Esta fundación es para que ustedes echen pa alante”.

Manteniendo una dinámica interacción con los chicos, el vocalista les expresó que “este servidor, óyeme, en algún momento tuvo sus tropiezos y andanzas. Al sol de hoy, me encaminé. Los tropiezos y errores en mi vida me convierten en un líder”.

Un pana más
“Quiero que me vean como un pana más. Espero ver un cambio. A los 17 años tuve mi primera hija y tuve que bandearme en la vida. Soy un hombre de pocas palabras, pero de mucha acción”, acotó el artista, de 30 años de edad.

Miguel Pereira, en tanto, indicó estar complacido con el gesto de Daddy Yankee. Asimismo, se dirigió a los reclusos para decirles que “el guerrero es la persona que se conoce a sí misma y que no descansa hasta alcanzar su objetivo”.

“El guerrero no se cansa y descansa en cada acto de bien”, acotó. A son de vacilón, el secretario de Corrección quiso sorprender al reguetonero entonando a capella la estrofa del tema “Gasolina”, que dice: “Zúmbale el mambo pa’ que mis gatas prendan los motores. Duro, duro...”.
En medio de carcajadas y aplausos, el artista se sorprendió sonriente con la acción del ejecutivo, que se despojó de su corbata una hora antes de que el solista llegara a la institución.

Tras ese escenario divertido, el exponente de reguetón plasmó su firma en los documentos oficiales de la asociación de la fundación con el Departamento de Corrección.

Como obsequio y sorpresa, dos de los confinados interpretaron una canción compuesta por ellos, titulada “Corazón guerrero”, al son de una pista musical de fondo. El artista con sus brazos cruzados permaneció atento a ellos al tiempo que movía su cabeza con la melodía.

Tanta fue la emoción de Raymond Ayala, nombre real del rapero, que se comprometió como parte de su fundación a crear un estudio de grabación pequeño para que desarrollen así su talento.

La fundación Corazón Guerrero es dirigida por Karla Andreu.

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